7 de noviembre de 2016

Seguimos en la pomada



Seguimos intentando engañar a las preciadas corvinas. Me repito diciendo que este año están escasas, cuesta mucho capturar algún ejemplar de cualquier tamaño, incluso las pequeñas.

Esta vez os voy a narrar una jornada bastante entretenida y bonita. Como siempre, salimos temprano para aprovisionarnos de cebo vivo. Esta vez sí tenemos algunos problemas para hacernos con caballas, capturamos algunas a primera hora pero no son suficientes, por lo que tenemos que, en el pesquero, intentar hacernos de algunas más.

Decidimos pescar en una marca arriesgada, tanto por la lejanía como por la dificultad para embarcar el pescado que pique. No la frecuentamos mucho pero el pescado está escaso, hay que buscar por todos lados.

La actividad comienza con una buena picada, que tras un par de minutos suelta los anzuelos. No se produjo ninguna rotura de líneas, simplemente o estaba mal clavado o el pez logró escupir. Mala suerte.

No muchos minutos después una espectacular picada hunde la boya, pero casi no nos da tiempo a sacar la caña del cañero cuando revienta la línea contra las piedras y rompe. La cara de frustación es máxima. Son dos picadas, y la última muy muy buena, y ninguna captura.

 

No hay ninguna duda de que el pescado está comiendo, a pesar de la calma chicha y de ser una marea muy corta. No desistimos de nuestro empeño.

Media hora después de nuevo se hunde una de las boyas, esta vez somos rápidos separando el pescado del fondo. Tras la batalla logramos embarcarla. ¡Al fin!


El día nos guardaba lo mejor para el final. Cuando el foreñito empezó a soplar suavemente, la boya se hunde y rápidamente el pescado busca el escondite. Las grandes piezas son listas, solo así han conseguido crecer hasta ese tamaño, pero si quiere jugar se tiene que enfrentar a un freno bien apretado, ya hemos aprendido de las picadas perdidas anteriores. 

Una de las imágenes más bonitas de la pesca es cuando ves emerger la corvina. Su color plateado brilla bajo el agua y conforme sube agotada va aumentando su tamaño. ¡Es preciosa!



Somos muy afortunados, la mar nos sigue regalando grandes momentos y jornadas de pesca en tiempos difíciles. ¡Cuánto echamos de menos esto años atrás!

No hay comentarios:

Publicar un comentario